miércoles, 28 de enero de 2009

El trio de Atraccion x4










Ser famoso no es fácil", advierte una voz familiar grabada que irrumpe desde el control. Es el tono reconocible de Mirtha Legrand, una suerte de juego que propone la producción en los cortes y descostilla al equipo de Atracción x 4 (Canal 13). En Palermo, curiosamente en los estudios de Canal 9, conviven por las tardes los chimentos de Viviana Canosa (Los profesionales) con la tira juvenil. En la calle Dorrego, a metros nomás, las bandas musicales del programa (son tres) no escatiman en decibeles. Hoy, suena fuerte Atracción, la agrupación de reggaetón de Rodrigo Guirao Díaz, Elías Viñoles y Darío Lopilato. ¿Sólo tres chicos de moda simulando hacer música para una ficción? Más que eso: Guirao advierte que jamás se encargó de promocionar su faceta de músico pero diez años atrás tocaba en el Hard Rock, en épocas en que ni soñaba ganarse la vida en TV.
Una década después llegó la convocatoria de Ideas del Sur, a la que en un principio se rehusó: "Dije que no iba a cantar ni a bailar, pero ya me ves. Ahora una coach que nos recomendó Luisana (Lopilato), Mary Azumendi, es la persona que me está salvando la vida en este disco".¿Disco? Era de esperar. Si el Puma Goity y su poderosa banda cumbiera Patota Tropical, si Las latinas (Luisana Lopilato, Camila Bordonaba y Juana Dubarry) entonan pop cual Spice Girls, imposible no pensar en un álbum cercano. Le pasó en los últimos años al Rey Marquesi (Mariano Martínez en Son amores). La ficción fabrica estrellas musicales de comedia y el público se encarga de que trasciendan. Mientras Guirao regala una zapada y alterna entre guitarra criolla y eléctrica, se escucha a un productor decir que "por su facha éste podría ser el Elvis Presley del subdesarrollo". Algún técnico curioso se suma y explica que Atracción empezó como banda de reggaetón, pero mutó. Así, se lo verá a Guirao "como Alejandro Sanz o Luis Miguel", despachándose con "un lentazo con violines y todo" tal como el actor define al tema que estrenará pronto.Escena de Carola Reyna y Jorge Suárez: entra una decena de extras hiperproducidas que no le quita mirada a los Milhojas (como se llaman en la historia). La ambientación del estudio hoy remite a la música. De las habitaciones cuelgan partituras, los sillones tienen forma de teclado y en una esquina se destaca un mini-estudio de grabación que nada tiene que envidiar al de una discográfica. Viñoles hoy no quiere ser retratado. Alguien de su entorno pide paciencia porque el ex Sos mi vida "está arisco" y pide que la cámara fotográfica se mantenga le
jos. Minutos después contará que canta desde los siete años, que estudió lírico y es tan versátil que puede pasar de eso al reggaetón. "Mi madrina artística es Valeria Lynch. Estudié con ella durante tres años y hasta trabajé en un musical suyo", explica. La cabellera de Lopilato (de Darío, no de Luisana) es una de las que más atención requiere de las peinadoras. "Peinamos rulo por rulo", advierte una asistente y él cierra los ojos y se entrega a esas manos que moldean cada hebra. El es uno de los que menos historia musical arrastra ("Aprendí teclado de chico y obligado aunque la obligación se volvió placer", admite) y sin embargo se tiene fe: "Yo no me conocía cantando. Y me sorprendí. Van a ver que me banco lo que venga".



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